Un tablero que se mueve. Y que nadie panda el cúnico

04.05.2025

ANCAP en la mira, autocríticas en Solís, tensiones sindicales y un presidente que toma nota en silencio: el tablero político se agita, se recalienta y se redefine. Que no panda el cúnico, pero las piezas ya están en juego.

El escenario político uruguayo atraviesa días de ebullición. Como una olla a presión que ha estado demasiado tiempo sobre el fuego, empiezan a levantarse las tapas. Se acumulan gestos, reclamos, silencios densos como niebla y explicaciones que aún no llegan. El nuevo gobierno apenas ha comenzado a desplegar sus piezas y el tablero ya muestra signos de tensión. La temperatura no solo la sube la oposición: hay calor propio.

ANCAP se convierte en una ficha clave en esta partida. Las cifras que señalan pérdidas millonarias y una deuda que crece como espuma que encendieron las alarmas. Pero esta vez, el problema no es solo contable. La ministra de Industria, Fernanda Cardona, eligió entrar al escenario con los reflectores encendidos: denunció, señaló, cuestionó. Su tono directo, frontal, sacudió el avispero. Y con ello reapareció un viejo dilema: ¿puede un gobierno revisar sin revanchismo? ¿Auditar sin convertir la lupa en arma?

Mientras tanto, otro capítulo se escribió en Solís. Rodrigo Arim, director de la OPP, reconoció una situación irregular con una vivienda de veraneo. Un episodio que podría haberse diluido, pero que en tiempos de ciudadanía más atenta y menos tolerante, se transforma en símbolo de algo mayor: la ejemplaridad ya no es opcional. Las incongruencias tienen fecha de vencimiento más corta.

El tablero también se sacude en el frente sindical. El acto del PIT-CNT del 1º de mayo trajo consigo un rosario de demandas: empleo, salario, vivienda, salud. Lo esperado. Pero el verdadero sismo vino después. En Radio Sarandí, José Mujica —voz veterana y figura emblemática de la izquierda— acusó al movimiento sindical de "no haber movido un dedo" durante el gobierno de Lacalle Pou. La frase, simple y dura, abrió grietas profundas en una alianza que parecía de granito. El nuevo oficialismo y sus viejos aliados ya no caminan al mismo ritmo.

Y en medio de todas esas jugadas, una imagen se volvió símbolo: el Presidente Yamandú Orsi, libreta en mano, tomando nota mientras el sindicato hablaba. ¿Un gesto de escucha? ¿Un acto calculado? ¿Ambos? Quizás. Pero también una postal precisa del momento: un gobierno que observa, acumula, mide los tiempos. Sin embargo, la ciudadanía ya no se conforma con ver la lapicera moverse; quiere ver qué se escribe con ella.

Porque gobernar es más que administrar legados o corregir desvíos. Es marcar un rumbo propio. Y, sobre todo, hacerlo con coraje. El tablero no solo se mueve: cambia de forma. Nuevas reglas, nuevas alianzas, nuevas exigencias.

El desafío está planteado. La sociedad ya no acepta que todo se explique con el comodín del pasado. Espera acción. Y quiere respuestas. Las metáforas no alcanzan cuando los problemas son reales.

Así que sí, que no panda el cúnico. Pero que tampoco se confunda la calma con la inercia. El tiempo del diagnóstico se agota. Y lo que viene es el tiempo de gobernar.

Pues así están las cosas, amigos, y se las hemos narrado.

Por: Kevin Martinez
Por: Kevin Martinez


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