Delgado asume, Orsi viaja: el país sigue igual
Y finalmente, Álvaro Delgado vuelve a tener trabajo. El exjefe de campaña, expostulante presidencial, exsecretario de Presidencia —porque no, no fue ministro— y exfuturo presidente según las encuestas de hace seis meses, ahora será presidente… del directorio del Partido Nacional. No del país. Aunque él lo va a hacer sentir como si lo fuera.
Tras una elección interna que lo dejó golpeado —porque ganaron los blancos pero perdió él—, Delgado se instala en el sillón partidario con todo el espíritu de renovación… de los mismos de siempre. Y lo hace con una agenda ambiciosa: modernización, descentralización, comunicación y, claro, reactivar ese centro de estudios que en la última campaña se parecía más a un grupo de WhatsApp titulado "Ideas random 2029".
Delgado quiere dedicarse full time al partido, pero sin soltar la banca en el Senado. Está viendo cómo compatibilizar tiempos, estatutos y funciones, mientras define si su rol se parecerá más al de un ministro, a un estratega, o a un director técnico de una selección que no clasificó.
Mientras tanto, el Partido Nacional debate si hacer autocrítica o simplemente ponerle otro nombre más marketinero, tipo "análisis introspectivo estratégico con visión al 2029". Spoiler: la culpa será de la comunicación, no de las decisiones. El manual nunca falla.
Pero no todo pasa en la sede blanca. Mientras Delgado manda memes por el grupo de la renovación, Yamandú Orsi se fue a codear con los BRICS, ese club de potencias al que no pertenecemos, pero al que nos invitan como quien llama al vecino simpático para completar la mesa del truco.
Primero pasó por Buenos Aires, donde tuvo su primer cara a cara con Javier Milei, el presidente argentino que insulta en vivo y dolariza en diferido. No hay registro de qué se dijeron, pero Orsi volvió con el mismo peinado y sin comprar bitcoin, así que asumimos que salió ileso.
La gira cerrará con una reunión con Narendra Modi, primer ministro de India. Sí, India. Porque en Uruguay todavía hay quien cree que podemos ser "puente estratégico" con Asia. Ya lo dijo Mujica: "soñar no cuesta nada, lo que cuesta es vivir soñando".
Así que acá estamos. Entre un Delgado que rearma su plan para 2029 con los mismos que perdieron en 2024, y un Orsi que colecciona fotos con líderes globales como quien junta figuritas del álbum. Uno discute si puede pedir licencia para militar; el otro, si puede hablar inglés sin subtítulos.
Y mientras tanto, nosotros acá. Pagando el boleto, viendo cómo se incendia la salud mental, escuchando a Carlos Negro prometer seguridad con powerpoints vacíos y esperando que alguien —al menos uno— se acuerde de gobernar.
Pues así están las cosas, amigos, y se las hemos narrado.
