El dulce que cuenta un país

09.08.2025
Un viaje por la historia, la cultura y la memoria de un sabor que atraviesa generaciones. Leonardo Haberkorn rescata el dulce de leche como símbolo uruguayo, combinando investigación periodística, literatura y nostalgia colectiva.

I. Un libro que se saborea

Hay libros que se leen y otros que se saborean. El dulce de leche. Una historia uruguaya, de Leonardo Haberkorn, pertenece a esta segunda categoría. No porque sus páginas estén hechas de caramelo, sino porque están impregnadas de un aroma cultural que evoca desayunos familiares, meriendas en casas de abuelos y postres de domingo.

Haberkorn, periodista y escritor, utiliza aquí su doble oficio: la investigación rigurosa y el relato ágil. Desde la primera página queda claro que no se trata simplemente de un recetario ni de un manual de producción; es, sobre todo, una historia de identidad. El autor se propone seguir el rastro de este producto desde sus orígenes más humildes, hasta convertirse en uno de los símbolos más reconocibles de la gastronomía uruguaya.

II. Una cronología del sabor

El libro nos conduce por un recorrido histórico que comienza en los primeros usos caseros de leche, azúcar y fuego, pasando por su incorporación en confiterías en la década de 1930, hasta llegar a la explosión de popularidad que lo llevó a las góndolas y a los helados en los años 40.

Haberkorn rescata nombres, lugares y marcas que hoy forman parte de la memoria colectiva: Carmelo, San José, y las cooperativas y pequeñas industrias que marcaron una época. Muchas ya no existen, pero en estas páginas vuelven a tener voz.

Uno de los logros del libro es no quedarse en la nostalgia. El autor analiza cómo la industria del dulce de leche se adaptó a los cambios de consumo, a la competencia internacional y a las exigencias de calidad, manteniendo siempre un pie en la tradición.

III. El dulce como espejo cultural

Más allá de los datos y anécdotas, el libro plantea una pregunta implícita: ¿por qué un alimento tan simple se convierte en un ícono nacional? Haberkorn responde indirectamente al reunir textos literarios de Horacio Quiroga, Mario Benedetti, Sylvia Lago, Javier de Viana y otros, que muestran cómo el dulce de leche atraviesa recuerdos personales, escenas de la infancia, e incluso metáforas políticas y sociales.

En ese sentido, el volumen funciona como un archivo cultural. No solo documenta el desarrollo de un producto, sino que también registra la manera en que este se inserta en la vida cotidiana, en las celebraciones y en la economía del país.

IV. Reconocimiento y proyección

No es casual que El dulce de leche. Una historia uruguaya haya obtenido en 2011 el derecho a representar a Uruguay en los Gourmand World Cookbook Awards, alcanzando la final en París en las categorías "Mejor libro temático" y "Mejor libro de postres". La distinción internacional confirma algo que el lector ya intuye: el trabajo de Haberkorn tiene valor universal, porque habla de un caso concreto, pero que refleja un fenómeno más amplio —el de los alimentos como marcadores culturales.

V. Un libro que trasciende la cocina

Quien se acerque al libro esperando solo una historia gastronómica encontrará mucho más: encontrará un relato sobre pertenencia, sobre la forma en que lo cotidiano se vuelve símbolo. El dulce de leche, en este relato, deja de ser un simple ingrediente para transformarse en un puente entre generaciones y un hilo conductor de nuestra memoria nacional.

Haberkorn logra algo poco común: que la historia de un alimento se lea como una historia de amor —un amor colectivo, transmitido de boca en boca y de plato en plato.

VI. Epílogo: un sabor que nos define

Al terminar el libro, queda una sensación extraña y reconfortante: la de haber leído sobre un producto, pero haber comprendido mucho más sobre uno mismo y sobre el país en que vive. Y es que, como demuestra Haberkorn, a veces la mejor forma de contar la historia de una nación es a través de aquello que todos, sin importar edad o procedencia, reconocemos como nuestro.

Porque en cada frasco de dulce de leche hay algo más que azúcar y leche: hay infancia, hay tierra, hay memoria. Y en este caso, también hay literatura.

Por: Kevin Martinez
Por: Kevin Martinez


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